Durante mi blogtrip a Los Llanos colombianos visité un asentamiento de la tribu de los Uitoto cercano a Villavicencio.
Los witoto, huitoto o uitoto proceden originariamente de las áreas amazónicas ubicadas entre el río Caraparana y el Igaraparana. Muchos de ellos sufrieron las consecuencias del conflicto armado y/o las explotaciones de recursos naturales y fueron desplazados a otras regiones. Algunos se refugiaron en Perú mientras que otros se reagruparon en Florencia, Leticia y en algunas regiones de los llanos cercanas a Villavicencio.
Ya en la maloca tuve la oportunidad de hablar con Oliverio, jefe y consejero de la tribu y padre de 12 hijos. Una especie de “numairama” o máxima autoridad de la comunidad.
Los Uitoto no cuentan con una estructura tribal propiamente dicha, siendo el pilar de su organización la familia nuclear. Cada clan tiene su propio nombre identificativo, normalmente tomado de un animal, planta o fenómeno natural.
Oliverio habla perfecto español pero también maneja diferentes dialectos como el bué y el nuka, que practica con el resto de familias de la comunidad todos los miércoles y sábados, por aquello de no perder sus raíces y para que los más jóvenes tengan la oportunidad de aprender. Algunas de las palabras más básicas de su dialecto son: jofo: casa moo: padre eiño: madre o úrue: niño.
Este tipo de reuniones de la comunidad se celebran en la maloca, casa de todos y centro de la vida ceremonial y social. De forma normalmente octogonal, esta enorme estructura de madera y hojas se compone de varias áreas más o menos definidas:
Junto a la entrada principal suelen colocarse el manguaré o tambor ceremonial, un curioso instrumento que sirve para comunicarse entre ellos y que puede llegar a oírse a más de 20 km. de distancia.
En los costados se encuentran varios atuendos y artilugios rituales para la danza, mientras que el espacio cercano al centro se utiliza como mambeadero de coca. Aquí, la hoja se tuesta y se mezcla con ceniza de yarumo o con las hojas de la uva silvestre. El mundo ritual Uitoto es bastante amplio, realizando más de 20 rituales diferentes, muchos de ellos relacionados con canciones y bailes.
La economía de la tribu se apoya fundamentalmente en la agricultura, con cultivos de yuca brava y dulce (pilar de su alimentación), piña, plátano, ñame, tabaco y plantas medicinales. También reciben ayuda del Estado para acceder a educación y un pequeño subsidio para gastos básicos.
En este asentamiento de 46 hectáreas llevan viviendo aproximadamente año y medio aunque originariamente están vinculados a La Chorrera, un área amazónica entre el Putumayo y Caquetá.
Realmente me pareció muy interesante mi pequeña visita a la tribu, aunque me habría gustado aprender un poco más de sus costumbres. ¿Alguien ha tenido contacto con alguna de estas tribus amazónicas o ha participado en algún ritual?
Mención especial para Hans de Hacienda Marsella por llevarme hasta ese apartado lugar y a Lorena de Universal Tourism por hacer este viaje posible. Gracias.