Este post complementa la Ruta de los Molinos del Guadalquivir en Córdoba
El molino de Martos forma parte de la oferta cultural del Jardín Botánico de Córdoba. Aunque bastante alejado de éste, prácticamente en la otra punta del centro de la ciudad, esta molienda situada junto a un enorme meandro a orillas del Guadalquivir, es la de mayor tamaño y una de las mejor conservadas de toda la ciudad.
Como he comentado al principio, en el post de la ruta de los molinos del Guadalquivir ya había mencionado el molino de Martos, pero lo dejé como visita aparte ya que desde que en 2003 se construyó el museo del molino quería acercarme para echar un vistazo. Además este museo no abre todo el año y su apertura depende de la visita de grupos y de la temporada del año en la que lo visites (en temporada de verano permanece cerrado).
Historia
La historia de este molino comenzó en el siglo XIII. En aquella época el molino de Martos estaba integrado por 5 aceñas (molinos de ruedas verticales) en la que se molían harina y otro tipo de granos. Tres siglos más tarde la disposición del molino cambia y se sustituyen las típicas ruedas verticales por diez ruedas movidas por molinos de regolfo, un sistema que aprovecha el agua que pasa bajo el suelo del molino para mover dos piedras horizontales, una fija y otra en movimiento, que son las que producen la fricción para moler el grano. Este avance trajo consigo una notable mejoría en cuanto al volumen de ruido de los molinos, ya que los molinos verticales producían un sonido bastante molesto a su alrededor.
A mediados del siglo XVI se añadieron tres batanes, cuya misión principal era la de golpear enormes paños de lana aprovechando la fuerza del agua para mover unos enormes mazos de madera (en el post de los molinos del Guadalquivir explico todos estos sistemas con más detalle).
Finalmente, después de todos esos cambios en la estructura y de terminar cayendo en el desuso se rehabilita en el año 2003 para convertirse en el Museo del Agua o Museo del Molino de Martos.
La Visita al Museo del Molino de Martos
Aunque estamos hablando del molino conservado de mayor tamaño de Córdoba, la visita es bastante rápida. Un primer piso no muy grande en el que mediante maquetas, imágenes e ilustraciones se explica cómo era el funcionamiento de estos molinos y un piso de abajo bastante amplio (y más fresquito) en el que podemos apreciar de primera mano cómo se disponían las moliendas de Martos. Junto a las salas de molienda se encuentran los batanes y un pequeño portón que da al exterior y en el que se puede apreciar parte del meandro (curva del río) del río Guadalquivir.
Una de las cosas más curiosas de este molino, además de su enorme tamaño y lo bien conservado que está, es que ha empleado todas las técnicas conocidas en la época para aprovechar la fuerza del agua, tanto mediante el movimiento vertical como el horizontal, para conseguir moler granos o para compactar tejidos y aumentar su resistencia.
Además muchas de las calles de los alrededores de Martos conservan los nombres originales de la época como la calle Tinte, Bataneros (operarios del batán), Lineros (comerciantes de lino), Mucho Trigo o Badanas (encargados de manipular las pieles). Muy cerca de allí, en la plaza de la Corredera, se procedía a certificar y aprobar la calidad de todas las telas que se fabricaban. Merece la pena pasear por esas viejas calles cercanas a la plaza para imaginar como debía ser el ambiente en los arrabales del molino de Martos.