El corrido se puede considerar como un subgénero o forma musical de origen mexicano que narra historias y anécdotas de lo más variado. Es como una especie de balada que trata temas amorosos, políticos o antiguas leyendas rurales. Los corridos escritos en las últimas décadas se centran en temas de actualidad como el tráfico de drogas, la inmigración e incluso la leyenda del chupacabras.
Los corridos de la droga o narcocorridos heredados de México triunfan en muchas regiones de Colombia. Los llaman los Corridos Prohibidos. Las letras narran historias sobre narcotraficantes, guerrilla, cultivadores de coca o paramilitares. A diferencia del corrido clásico no siempre se acaba con moraleja, sino que en muchos casos se encumbra al narcotraficante como un personaje singular y poderoso.
Un ejemplo claro de corrido de la droga mexicano (ficticio) se puede ver y escuchar en Breaking Bad -serie que recomiendo encarecidamente- al comienzo de uno de sus capítulos:
En Colombia, Uriel Henao es uno de los reyes de los corridos de la droga. Actualmente unas 600 bandas se dedican a este tipo de género.
Otras canciones de Uriel Henao como «Son unas Ratas» van expresamente dedicadas a los políticos colombianos.